Sinopsis:
No se pueden dejar de lado el estudio y la lectura de la Biblia.
El católico que no lee la Biblia, no es un cristiano completo.
No sé de dónde sacan los enemigos de la Iglesia que a los católicos
no se les pide leer la Biblia. Advierte el Catecismo:
"133 La Iglesia "recomienda insistentemente a todos los fieles...
la lectura asidua de la Escritura para que adquieran "la ciencia suprema
de Jesucristo" (Flp 3,8), "pues desconocer la Escritura es desconocer
a Cristo" (San Jerónimo)"."
Escribe el autor de la Carta a los Hebreos:
"En efecto, la palabra de Dios es viva y eficaz, más penetrante que
espada de doble filo, y penetra hasta donde se dividen el alma y el
espíritu, los huesos y los tuétanos, haciendo un discernimiento de
los deseos y los pensamientos más íntimos. No hay criatura a la que
su luz no pueda penetrar; todo queda desnudo y al descubierto a los
ojos de aquél al que rendiremos cuentas." (He 4, 12-13)
Es frecuente que los católicos dejemos de lado la Palabra de Dios,
lo cual es un error porque ella es portadora de la gracia de Dios (Hch
20, 32). Así describe su utilidad Pablo:
"Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, rebatir,
corregir y guiar en ‘el bien’ (la justicia). Así el hombre de Dios
se hace un experto y queda preparado para todo trabajo bueno." (2
Timoteo 3, 16-17)
Por eso el Concilio Vaticano II ha recordado expresamente el alimento
espiritual que son las Sagradas Escrituras.
"21. La Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras al igual
que el mismo Cuerpo del Señor, no dejando de tomar de la mesa y de
distribuir a los fieles el pan de vida, tanto de la palabra de Dios
como del Cuerpo de Cristo, sobre todo en la Liturgia. Siempre las
ha considerado y considera, juntamente con la Tradición, como la regla
suprema de su fe, puesto que, inspiradas por Dios y escritas de una
vez para siempre, comunican inmutablemente la palabra del mismo Dios,
y hacen resonar la voz del Espíritu Santo en las palabras de los Profetas
y de los Apóstoles. Es necesario, por consiguiente, que toda la predicación
eclesiástica, como la misma religión cristiana, se nutra de la Sagrada
Escritura, y se rija por ella. Porque en los sagrados libros el Padre
que está en los cielos va con amor al encuentro de sus hijos y habla
con ellos; y es tanta la eficacia que radica en la palabra de Dios,
que es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y para sus hijos,
fortaleza de la fe, alimento del alma, fuente pura y perenne de la
vida espiritual. Perfectamente, por tanto, se aplican a la Sagrada
Escritura estas palabras: "Pues la palabra de Dios es viva y eficaz"
(Heb., 4, 12), "que puede edificar y dar la herencia a todos los que
han sido santificados" (Hech., 20, 32; cf. 1 Tes., 2, 13). (Constitución
Dogmática Dei Verbum sobre la Divina Revelación)
Quienes desean mejorar como cristianos, deben beber de la Palabra de
Dios. Así lo ordena con toda razón la Iglesia:
"25. Es necesario, pues, que todos los clérigos, sobre todo los sacerdotes
de Cristo y los demás que como los diáconos y catequistas se dedican
legítimamente al ministerio de la palabra, insistan en las Escrituras
con asidua lectura sagrada y con estudio diligente, para que ninguno
de ellos resulte "predicador vacío y superfluo de la palabra de Dios,
que no la escucha en su interior"[38], puesto que debe comunicar a
los fieles que se le han confiado, sobre todo en la Sagrada Liturgia,
las inmensas riquezas de la palabra divina. De igual forma el santo
Concilio exhorta con vehemencia a todos los cristianos, en particular
a los religiosos, a que aprendan "el sublime conocimiento de Jesucristo"
(Fil., 3, 8) con la lectura frecuente de las divinas Escrituras. "Porque
el desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo".
Lléguense, pues, gustosamente, al mismo sagrado texto, ya por la Sagrada
Liturgia, llena del lenguaje de Dios, ya por la lectura espiritual,
ya por instituciones aptas para ello, y por otros medios que con la
aprobación o el cuidado de los Pastores de la Iglesia se difunden
ahora laudablemente por todas partes. Pero no olviden que debe acompañar
la oración a la lectura de la Sagrada Escritura, para que se entable
diálogo entre Dios y el hombre; porque "a El hablamos cuando oramos,
y a El oímos cuando leemos las palabras divinas". (Constitución Dogmática
Dei Verbum sobre la Divina Revelación).
Sea pues la lectura bíblica componente permanente de la vida del católico.
"Releerás continuamente el libro de esta Ley y lo meditarás para
actuar en todo según lo que dice. Así se cumplirán tus planes y tendrás
éxito en todo. ". (Josué 1,8)
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Lecturas complementarias:
"¿CÓMO
ACERCARSE A LA BIBLIA HOY?"
"¿Quién
era fariseo?"
"EL
DEMONIO: LA MUERTE DE UN SÍMBOLO" de J. Severino Croatto (REVISTA
BÍBLICA Año 40 - 1978 Págs. 147-152)
"EL
RELATO DE LA TORRE DE BABEL" de José Severino Croatto (Revista
Bíblica . Año 58 . Nº 62 . 1996/2 . Págs. 65-80)
"Judaísmo
y Cristianismo del siglo I a través de los Rollos del Mar Muerto"
"Mapas
bíblicos"
"Federación
Bíblica Católica"
"La
Casa de la Biblia"
"El
Decálogo"
"DOCE
MODOS PARA LEER LA BIBLIA EN GRUPOS" por el Centro Bíblico «Juan
Pablo I», de Vigan, Filipinas
¿Qué
es la Lectio Divina?
Iniciación
a la Lectura Orante de la Biblia "Lectio Divina" por el padre Fidel
Oñoro
Fundamentos
de la animación bíblica de la pastoral por el P. Pedro Ossandón
B.
Símbolos
de los Cuatro Evangelistas
En inglés:
"Bible: Revised
Standard Version"
"Douay-Rheims Bible"
The Orion Center
for the Study of the Dead Sea Scrolls de la Hebrew University of
Jerusalem
"Scriptural
Reference Guide"
Centro
St. Paul de Teología Bíblica
"Son
of Man" (títulos de Jesús en la Biblia)
Bible
Versions and Commentaries (versiones oficiales de la Biblia católica
en Estados Unidos
"Problems
with the Book of Mormon"
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